Muy
buenos días a todos /as:
Me
llamo Jorge Gracia, he sido voluntario
de la JMJ en
Zaragoza y uno de los 2 millones de jóvenes peregrinos en Madrid.
Mi vivencia en la JMJ ha sido impresionante,
tanto que me hizo vivir grandes momentos.
Pero lo vivido en Zaragoza,
me llegó de una forma especial al corazón.
Recuerdo la primera vez que
nos juntamos en Septiembre del año pasado, éramos muy pocos y fuimos enviados
con el lema: ¡ilusiónate para ilusionar! Ese lema sinceramente, me ha ayudado y
me sigue ayudando a formarme como persona.
Cuando vino la cruz de los
jóvenes y el icono de la Virgen
me vino al pensamiento el momento en que Jesús entró en Jerusalén aclamado por
el pueblo. Sentí una gran emoción, tan grande, que empecé a llorar desconsoladamente: ver y tocar la cruz
de los jóvenes cristianos, había tenido una gran recompensa inesperada sin yo
pedirla, además de ser participe en esa gran fiesta de amor que fue vivida y
sigue siendo recordada.
Fui uno de los afortunados
de tocar la cruz peregrina y llevarla hasta el Ayuntamiento (el relevo). En ese
tiempo, sentí un gran escalofrío en todo mi ser, pude comunicarme con Jesús,
compartirle todas mis penas y alegrías vividas, además de pedirle
que tuviese y siga teniendo presente a dos personas, muy queridas, para
que les ayude en su enfermedad .
¡Jesús que no me falte mi fe
en ti, ni tu luz para alumbrar mi vida! Rezaba.
En esa semana me asombró
muchísimo, ¡encontrarme con bastantes
jóvenes de mi edad! colaborando codo con codo por la misma causa, movidos por
la misma fe en Cristo.
Lo que más recuerdo es la
dedicación de tiempo y servicio que presté a la cruz y al icono, y lo
reconfortado que me sentía. Todavía hoy sigo estando agradecido por esos momentos compartidos.
En esa gran semana
pensé que la diócesis estaba en una gran
cena fraternal, pensamiento que me hizo sentirme más unido a ella.
Lo más impactante fue el
festival de villancicos en el marco de una procesión por el centro de la ciudad
con jóvenes cofrades. Cuando el último coro fue a actuar, hubo un chaval con
problemas, se arrodilló a la cruz y, en ese momento, se pudo ver en los ojos
que decían claramente: Jesús gracias por estar hoy aquí. Ese sentimiento me
reanimó las fuerzas para seguir
fortaleciendo mi fe.
En el periodo que estuve
colaborando en la casa de la
Iglesia , me volví un poco loco interiormente. No me podía
hacer a la idea que estaba ayudando para
preparar la venida de 4000 jóvenes de todo el mundo a Zaragoza y que Dios los
había puesto para nuestro futuro inmediato. La preparación fue muy bonita:
conocí lo que era la
Pastoral Juvenil (PJ), las iglesias que siempre había oído
hablar pero nunca las pude visitar , la gran variedad de personas y, lo más
importante de todo: encontrar a Dios en los demás.
Toda esta vivencia me ha
hecho tomar conciencia para ser un mejor cristiano, pero lo mejor quedaba por
esperar, los grandes Días En las Diócesis(DED) que tan nerviosamente
esperábamos.
El día 11 no paraban de
venir todo el rato autobuses llenos de jóvenes dispuestos a descubrir a Jesús y
compartirlo con nosotros.
En esa semana me hicieron
llorar de una absoluta alegría dos momentos:
1º Cuando formamos el coro
de los DED. Fue un gran enlace de hermandad que Dios quería que nos juntásemos
para que fuéramos partícipes en la Misa, presidida por D. Manuel Ureña.
Empezamos a trabajar en
común, siendo equipo, dejando nuestras pequeñas diferencias para hacer de ello
una gran instrumento de amor, que consistía en tocar el corazón de todos los
presentes. Al principio sentía un miedo en el interior, debido a que siempre me
salían mal las canciones, pero un buen
amigo vio lo que me pasaba y me dijo con una gran sonrisa: Jorge no cantas mal
, ni se te puede decir que cantes mal , porque lo que estas cantando lo cantas
con el corazón.
Con nuestras ilusiones
hicimos lo posible para que el día de la misa de envío fuese lo mejor posible,
ya que era nuestra meta, que todos disfrutasen de ese gran momento que Jesús
nos dejó antes de ir con el Padre.
El segundo, fue el domingo
por la mañana cuando fui por última vez a buscar al grupo de Italianos que Dios
quiso que cuidase. Estaban en el parque y me vieron a lo lejos y se pusieron
todos en círculo y se empezaron a reír cada vez más, cuando yo me acercaba a
ellos. Me regalaron aparte de unos detalles, algo que nunca se me olvidará: la
gran sonrisa alegre por haberles ayudado.
Hablando con ellos me
decían: ¿Cómo es posible que un chaval de 17 años hubiese llegado a tanto? Sólo
os digo que había estado con ellos alrededor de casi 16 horas diarias.
Yo con una gran sonrisa les
dije: yo no he hecho nada, ha sido Dios y su Espíritu el que me ha guiado. Y
les contesté a la pregunta de ¿por qué les dediqué tanta dedicación y cariño?
Por qué sois mis hermanos que habéis venido a esta ciudad, para vivir la misma
fe y que Dios ha querido que nos
juntásemos por algo.
A
través de todo lo vivido, saqué en mí un gran compromiso : Amar y aceptar a
todos tal y como son , ya que cada uno a su manera es parte de Dios.
Y
ahora, tras este gran evento, sigo con ilusión sintiéndome joven, iglesia, en
la comunidad del Espíritu Santo de la Parroquia de San Andrés Apóstol y colaborando en la
PJ Diocesana.
Gracias
a todos.
Jorge corazón, como me alegran tus palabras llenas de recuerdos. Me has emocionado, me emociono mucho siempre recordando esos benditos días, dias que guardo en un hueco en mi corazón, y que lucen, dan luz en su interior y alumbran mi corazon.
ResponderEliminargracias a ti tambien George" ^-^ , que sigas contagiando esa ilusion que nació hace ya un año y que tanto necesita el mundo para cambiar.
un abrazo